“Quererte es vivir por algo que te estimula a ti. No a tu familia, tu pareja o el vecino”
Libro Psicología del éxito, Mario Luna.
(Al final te dejo el link en pdf para que lo leas, y transformes tu miedo, por un emprendimiento personal).
Pronto cumpliré 31 años. Y no sé si a ti también te pasa pero, últimamente se me da por pensar en las metas que tenía mi yo de 20, para cuando llegara a mis 30 años. Hoy, me doy cuenta que ¡no estoy ni cerca!. Según yo en esa época, a mis 31 tenía que estar casada, con al menos dos hijos, tener casa propia y el súper trabajo. Todavía no he logrado ni la primera.
Estoy divorciada, no tengo hijos, vivo en un departamento arrendado, y no tengo un súper trabajo. En esos momentos de “ocio combinados con la picadura de la ansiedad” miro las redes sociales como si se tratara de una “terapia”, y me encuentro con los perfiles de mis amigas de la escuela y casi todas están casadas, con hijos, una casa hermosa y viajan 6 veces al año. Una cosa que a simple vista luce como la vida perfecta. Y sin mencionar que todas se ven como de 25 años.
No les voy a mentir, mirar esos perfiles me afectaba, lloraba y me preguntaba…”¿por qué no puedo tener una vida así?”. Al poco tiempo caí en una depresión. Me sentía en un hueco sin salida, con síntomas de perdedora y pesar conmigo misma.
¿Sigues leyendo? ok: Ahora, detente y dime que te ha pasado de alguna forma lo mismo, no puedo creer que sea solo yo…(Respiro)
Me metí en casi todas las apps de citas que encontré, quería buscar un novio rápido, porque como me decían: “ se me estaban acabando mis mejores años”. Salí en varias citas con diferentes hombres, latinos, americanos y algunos europeos. Casi todos querían pasar la noche o tener una aventura pasajera. A lo que dije -NO-, y decidí parar todo eso porque no me llenaba y me dejaba peor. No volví a buscar a nadie, no quise mirar las redes sociales para compararme y ver en qué nivel iban las demás y con eso dejar de sentirme avergonzada conmigo misma. No quería vivir más así.
Pensé “¿Por qué me tengo que afectar por lo que los demás me digan?”, “es mi vida y la voy a vivir como yo quiera, a mi tiempo y en mi propio proceso”.
En medio de todo esto, me cuestiono seguramente al igual que tú, ¿Por qué dejamos que la sociedad nos imponga lo que debemos hacer y la edad en que tenemos que hacer dichas cosas?
Después de todo, una de esas madrugadas me dije:
¿En verdad sí me quiero casar por llevar el vestido, cumplir el “sueño” o porque es mi vocación y convicción?, ¿quiero ser madre?, ¿soy feliz como vivo y donde vivo?, ¿me gusta mi trabajo?. Empecé a pensar en lo que yo en verdad quería, y lo que me hacía feliz; y sí, esas metas de mi yo de 20 años cambiaron totalmente. Porque lógicamente no soy la de 20 años, soy la de 30 y algo…
Entonces mira, yo estoy felizmente divorciada, si tuviera que decidir nuevamente me divorciaría de ese tipo o de otro una vez más y las veces que sean necesarias. Divorciarte no te condena ok?. Ya me llegará ese amor, esa persona que me ame y me acepte como soy. Alguien con quien crear un equipo y no alguien con quien engancharme solo para cumplir el requisito. Entendí, que para tener una relación sana, en definitiva yo debo amarme primero y conocer mis límites, lo que me gusta y lo que no. Establecer mi propia ruta, y si alguien se quiere subir a mi tren y andar conmigo, seguramente disfrutaremos el camino. De lo contrario, que se baje y no ocupe espacio.
Por ahora, he decidido que quiero estar sola y no tengo afán en tener hijos. En verdad es liberador quitarte el peso del tiempo, de la presión familiar y social. Sé que cuando me llegue el momento seré madre, si así debe ser. Amo mi pequeño apartamento donde vivo y amo mi trabajo. Amo lo que soy ahora y no quiero fingir para lograr admiración en redes o aceptación de mi familia.
A mis casi 31 años me siento hermosa cuando me veo en el espejo y todo me queda hermoso, me siento sabia y tan orgullosa de mi. Entonces no cambiaría nada. Lo que he vivido me hace ser quien soy hoy, independientemente de cumplir con los estándares de ser una mejor hija, hermana, mujer, amiga y ser humano. Soy como yo me siento y como me gusta. No le hago una bandera ni a la rebeldía, ni al feminismo descarado e irresponsable, ni a la irreverencia porque no vine a eso. Ja, es que si me conocieras…
Simplemente vine a defender y a proteger a esa yo, que por cumplir expectativas sociales, imaginarias, y familiares, me estaba perdiendo de cuidarme y respetar mis procesos, sin sentir que estoy en este mundo para vigilar si estaba o estoy cumpliendo el manual de supervivencia.
Me quise hablar a mí pensando que también puedes ser tu donde quiera que estés quien se encuentre pasando por una situación parecida, no dejes que nada, ni nadie te impongan que hacer y cómo vivir tu vida, es tuya y de nadie más. Las redes sociales son ventanas de escape, no te compares con tus amigas de la escuela, ni de la universidad, o con la que crees que es feliz porque encontró el hombre que le paga todo, ni con ninguna que se haga llamar influencer dejando a la vista cuantos lunares tiene, y sacando a la luz en tiktok las 5 cosas que no soporta del marido, o las que muestran el outfit en un Get ready with me… tus tiempos, tus procesos y tu filosofía de vida, te hacen única. Sacúdete de esos comentarios de personas tóxicas que no suman, sino que contaminan.
Si eres feliz como vives y con quien vives entonces adelante, y si necesitas desahogar tus pensamientos no lo hagas en redes sociales, trabájalo para ti y por ti. Es hora de sanar esos miedos que llegan con los 30 años, es solo un tercio de vida maravilloso y oportuno para cosechar sabiduría y experiencias increíbles!
¿Qué tal si empezamos por invitarnos a salir nosotras mismas?
Anónimo.
0 comentarios