Hola soy Giuliana Huamán Navarro una aprendiz de la vida. En este camino me he llenado de conocimiento, permitiéndome estudiar administración de empresas, artes escénicas, coaching, storytelling e innovación. Además de aprendizajes en mi vida como sobrevivir a un accidente, levantarme después de quebrar mi primer emprendimiento y de una depresión que casi me hace no estar aquí para contarte todo esto. La vida ha sido buena conmigo, regalándome la experiencia de haber viajado por tres años alrededor del mundo, enamorarme de mí en el camino, y un poco más adelante de quién hoy, es mi compañero.
Hoy sigo aprendiendo de la vida con mi startup Miah y desde mi experiencia espero poder compartirte un poco de lo que yo misma vengo aprendiendo de este viaje que es la vida.
Si solo creemos, si solo damos una oportunidad: Podemos florecer
Hace dos semanas estábamos en una tienda de plantas comprando semillas para nuestro huerto, hasta que una energía extraña me llevó a ver una zona escondida de la tienda, en ella encontré un árbol seco, abandonado en una esquina. Pregunté: ¿Qué árbol es este?
Respondieron: Un caqui. Si lo quieres y te gusta te lo regalo, aunque creo que ya está muerto.
Mi respuesta fue un “Sí” rotundo, y así fue como ese día “Caqui” llegó a nuestro jardín. No ha habido un día en donde no hable con “Caqui”, le beso cada vez que la veo, le decimos cosas lindas, la planté con mi novio e incluso con pago a la tierra, la regamos con amor y sobre todo, siempre he creído que estaba viva. El resultado es lo que puedes ver en la foto, ¡Caqui está viva! Florece poco a poco, han brotado de ella puntos verdes de muchas partes de su tronco, y ha enraizado aferrándose a vivir.
Desde su llegada me ha enseñado mucho y he reflexionado observándola. ¿Cuántas veces nos hemos abandonado o no nos han abonado?, ¿cuántas veces no hemos creído en nosotras o han dejado de creer en nosotras?, ¿cuántas veces nos hemos hablado mal o hemos permitido que lo hagan otros?, ¿cuántas veces nos hemos dejado morir o dejamos morir a alguien?. Pero si decidiéramos creer, hablarnos con amor, dar amor, darnos una oportunidad o dar una oportunidad a alguien, si dependiera de nosotros apoyar a alguien que lo necesita o incluso a un emprendedor y no dejar que su negocio muera, si solo alguien confiara en nosotros y no nos dejara morir, podríamos ser como “Caqui” y empezar a florecer.
Hablo de esto porque yo fui un caqui cuando era pequeña, sufría de bullying en el colegio por mi apellido “Huamán” que llevo con mucho orgullo, pero los peruanos sabemos que ha sido un apellido del cual se han burlado por años, por ser muy autóctono. Mis padres son provincianos, y en esa época teníamos una casa humilde, así que se burlaban de mí porque era la niña diferente del colegio privado que con mucho esfuerzo mis padres pagaban. Era la niña con quien nadie quería jugar.
Así que esta niña creció con complejos, con dolor también, pero cuando llegó la adolescencia y tuvo más fuerza, despertó un día y decidió que eso iba a acabar.
Creí en mí, me di amor, me di fuerza y dejé de permitir que me hicieran daño y empecé a florecer.
0 comentarios